Cuando le das libertad a los demás, cuando los dejas ir, recuperas tu libertad




Ha comenzado un nuevo día y aunque tengo mi lista de pendientes personales, he decidido trabajar en las necesidades de otros. 

Esto me pasa con frecuencia, he identificado 10 razones por las que prefiero ayudar a otros a resolver sus problemas que trabajar en las actividades que he deseado realizar desde hace tiempo:

1.- Es abrumador ver que tengo muchos pendientes en mi lista, tengo desconfianza de mí misma, ¿lo lograré? Tal vez sea miedo a verme en dificultades y saberme incompetente en lo que decidí hacer. 

2.- Cuando ayudo a otros sé que es satisfactorio y obtengo una recompensa instantánea con su agradecimiento; en cambio si trabajo en mis prioridades el avance es casi imperceptible y no suelo ser muy agradecida conmigo misma por hacer lo mejor posible este día.

3.- Mi ayudaditis es una moneda de cambio por amor, es una manera de hacerme la indispensable, así, cuando decidas decirme adiós de tu vida, extrañarás tanto mi ayuda que muy probablemente pensarás 2 veces en alejarte de mí… y volverás.

4.- Cuando trabajo en mis propias metas, siento que nunca es suficiente, que no importa el tiempo y esfuerzo dedicado, nunca es suficiente para el ogro auto-exigente que vive en mí y que me recuerda que no está contento con mi esfuerzo porque no he llegado a su ideal.

5.- Miedo a fracasar. Procuro ayudar primero a las demás personas para que me quede poco tiempo en la realización de mis tareas. Así, cuando no me salen bien las cosas, puedo justificarme diciendo: "no me alcanzó el tiempo".

6.- Reconozco que me importa la aprobación social o externa y creo que sólo soy valiosa si te ofrezco mi tiempo, recursos y mente en ayudarte a concluir con tus pendientes. De esa manera me siento estimada y con la sensación de que hice algo bien el día de hoy.

7.- Es más fácil ayudar a otros porque no son tan exigentes ni tan críticos como lo soy conmigo misma cuando comienzo a trabajar en mis metas.

8.-  Tengo miedo de alcanzar el éxito porque cuando cumpla cada uno de mis objetivos, ¿qué tal que las personas que amo se alejan de mí por el brillo que emano? Entonces me quedaré sola y no puedo soportar mi vida en soledad.

9.- Mi inseguridad no me permite avanzar ni creer que puedo concluir con mis propios proyectos. Para evitar esta sensación me vuelco al exterior.

10.- No merezco ser feliz. Si logro cumplir mis propósitos personales me sentiré satisfecha conmigo misma, estaré contenta con mis propios logros y no quiero hacer sentir mal a las personas que me rodean por emanar tanto brillo.

¡Ufff, qué bueno que he escrito todo lo que me motiva a ser ayudadicta!

En este momento me deshago de cada pensamiento irracional que me ha orillado a este comportamiento. Me declaro: brillante, inteligente, capaz y decido abrir mis brazos a la felicidad y éxito. 

Es hora de volar y dejar que cada persona se responsabilice de su vida. No había querido responsabilizarme de la mía en el pasado, pero hoy me hago responsable de la felicidad y satisfacción que puedo proporcionarme.

No hay límites, los límites me los he inventado yo.

Atte. Una ayudadicta en recuperación.

Compártenos tus impresiones en los comentarios de este post o en nuestro grupo de VIDA con MAGIA sobre la siguientes reflexiones:

¿Por qué te has dejado en último lugar? ¿Con cuál punto te has identificado?

Te leo...

¡Feliz viaje personal!

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar

Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dice tu corazón y tu intuición

Adoro mis silencios, mis pausas, mis momentos de soledad cuando cierro la puerta al mundo y me dispongo a SENTIR